Reflexiones sobre IGF 2025: un Foro en revisión

El vigésimo Foro de Gobernanza de Internet (IGF por sus siglas en inglés) terminó hace pocos días en Noruega. El IGF 2025 sirvió especialmente como escenario de antesala al Foro de Alto Nivel que abre el ciclo de negociaciones de la Cumbre de la Sociedad de la Información y la revisión por sus 20 años (WSIS+20).

Se trata de una negociación que se extenderá de aquí a diciembre y que buscará definir si el IGF seguirá existiendo, y de ser así, cómo asegurar su sostenibilidad y fortalecer sus mecanismos de funcionamiento interno. No hay dudas de que en estos 20 años el IGF se ha posicionado como un foro único para agrupar e incentivar discusiones sobre la gobernanza de Internet, teniendo en su corazón el modelo de múltiples partes interesadas. Es un espacio que ha probado ser esencial, y que por lo mismo amerita ser mejorado y fortalecido.

Recordemos que el IGF fue creado en el marco de la Cumbre de la Sociedad de la Información que tuvo lugar en 2005, de ahí que esta edición haya sido especial para pensar incluso en la relevancia y necesidad futura del evento en sí mismo. En diciembre sabremos cuál será el devenir que le depara a este espacio único que emergió hace 20 años atrás.

El equipo de Derechos Digitales viajó a Noruega para participar en más de una decena de sesiones y reuniones del Foro que convocó a representantes de los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y la academia de todo el mundo.

Durante cuatro días, tuvieron lugar distintos paneles y charlas que centraron la atención en temas que no son nuevos, pero que siguen siendo relevantes como el cierre de la brecha digital y el logro de la conectividad significativa; las estrategias enfocadas en la protección de la niñez en entornos virtuales; y la necesidad de responder regulatoriamente a retos que traen consigo las nuevas y emergentes tecnologías como la IA, que impactan de manera diferencial y masiva en el ejercicio de derechos en línea y fuera de ella. Sobre esta edición, destacamos al menos tres aspectos.

En primer lugar, la centralidad del modelo de múltiples partes interesadas. Experimentamos a nivel global un contexto geopolítico que busca posicionar otra vez a los Estados como únicos y más relevantes actores de la gobernanza de Internet, desplazando otras voces e intereses al margen de las conversaciones relevantes. Sabemos que el modelo de múltiples partes es perfectible pero que, en comparación a otros esquemas convencionales como el multilateral -que se centra y gira únicamente en torno a los Estados-, tiene una vocación democratizadora de las discusiones que más importan actualmente sobre el futuro de las tecnologías digitales. Urge robustecer un modelo que funciona, y no regresar al pasado.

En segundo lugar, los numerosos debates que emergieron en el IGF sobre tecnologías como Internet y la IA dejan sobre la mesa al menos tres sensaciones. Por un lado, que la discusión sobre la gobernanza de la IA parece competir -en atención, espacios y recursos- con la gobernanza de Internet. De hecho, se oyeron voces preguntando si el IGF debería ser un Foro de Gobernanza de las Tecnologías Digitales, y no solo de Internet. Un planteo que amerita ser visto de cerca en el marco de WSIS+20.

Por otro lado, persistió la sensación de que todavía hay muchos esfuerzos que desplegar para hacer de la gobernanza de las tecnologías digitales un proceso armónico y aprehensible para las partes interesadas que deben prestar atención de manera sucesiva y paralela a múltiples foros: el Pacto Global Mundial, al Diálogo Global sobre IA, al Foro de Gobernanza de Internet y WSIS, entre otros tantos que suceden en el ámbito multilateral, como en el marco de los BRICS, por ejemplo.

Todo esto estuvo además permeado por una sensación de automoderación del lenguaje de derechos humanos y de género en cada encuentro e intercambio por ser abiertamente combatido por ciertos países hoy -como Estados Unidos-, con peso y relevancia en este tipo de espacios y debates. Esta moderación autoimpuesta se vio sin duda reflejada en la propia agenda del IGF que en esta edición no contó con casi ninguna sesión enfocada en cuestiones de género, LGBTIQA+, o grupos étnicos o racializados.

Y en tercer lugar, destacamos en esta edición la necesidad acentuada de avanzar de manera decidida hacia metas que hoy parecen más lejos que nunca. Hubo discusiones que señalaron un estancamiento en la concreción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y cierto pesimismo sobre su realización plena para 2030. Además, otras reflexiones recordaron cómo hemos retrocedido en logros conquistados en el pasado, en particular en lo que tiene que ver con el cierre de la brecha digital ahora potenciada por el arribo de la IA, que amplifica la distancia entre quienes pueden y no pueden hacer un uso significativo y transformador de las tecnologías digitales.

Frente a un escenario de revisión del mayor foro global para la gobernanza de Internet, el rol de las organizaciones de la sociedad civil del Sur Global es clave para consolidar espacios multisectoriales donde todavía sea posible tener una voz para influir en un futuro digital justo e inclusivo. El reto de imaginar cómo dotar de mayor vida, relevancia y sostenibilidad al IGF tampoco es menor, aunque no basta con defender su existencia: es momento de renovar su propósito, fortalecer sus mecanismos, y garantizar que siga siendo un espacio plural, abierto y capaz de responder a los desafíos complejos de un ecosistema digital en transformación. Frente al inicio del proceso de WSIS+20, la oportunidad de reimaginar el futuro de la gobernanza digital está en nuestras manos. Que el IGF siga siendo un foro del presente y no un vestigio del pasado dependerá, en gran parte, de cuán activamente participemos en su defensa y reinvención.