ONU

En favor de estándares técnicos para fortalecer los derechos humanos

Los estándares técnicos son acuerdos que permiten el desarrollo de mejores tecnologías, así como productos y servicios asociado a ellas. Sin embargo, un nuevo reporte de la Organización de Naciones Unidas (ONU) identifica una serie de problemas que dificulta la adopción de normas en favor del desarrollo de los derechos humanos.

CC:BY (Gilda Martini)

Para que tu celular, tu televisor inteligente o quizás tu moderno refrigerador pueda acceder a la a la red wifi de tu hogar se requiere que un grupo de múltiples actores, trabajando en las diferentes capas de internet, generen acuerdos para establecer estándares técnicos. Son discusiones que involucran a una larga lista de instituciones públicas y privadas, a cargo de distintas partes de los sistemas de telecomunicaciones, incluyendo la red intercontinental de cables submarinos, satélites, empresas de software y dispositivos, entre muchos otros. Por ejemplo, para poder acceder a internet desde tu celular en un avión se requirió acordar la utilización de determinadas bandas de frecuencias para el servicio aeronáutico móvil por satélite.

ISO, IEC, W3C, IETF, IRTF, IEEE, UIT son algunas de las organizaciones dedicadas a establecer estándares técnicos relacionados con las tecnologías digitales y emergentes. Son organizaciones con diferentes historias y ámbitos de acción, pero que tienen en común albergar y dirigir discusiones con el objetivo de generar normas técnicas para el funcionamiento, implementación e interopreatividad de tecnologías. Estos acuerdos usualmente se alcanzan por concenso y los distintos actores participan de forma voluntaria en los procesos.

Un reporte de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, publicado en julio, durante la 53a sesión del Consejo de Derechos Humanos, reconoce el rol que la generación de estándares ha tenido en el desarrollo de una internet libre y abierta, lo que ha creado grandes posibilidades para el ejercicio de la libertad de expresión, el acceso a la información y el desarrollo de distintos modelos de negocio y crecimiento económico. “Las normas técnicas definen la forma en que ejercemos nuestros derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos”, explica el reporte. A partir de ahí, realiza un análisis del ecosistema de trabajo para la creación de estándares e identifica algunos problemas para la promoción y el fortalecimiento de los derechos humanos.

Pero ¿qué tienen que ver los derechos humanos?

El informe ahonda en la relación entre los derechos humanos y los estándares técnicos, además de pensar la aplicación práctica de los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos (A/HRC/53/42). Según el informe muchos estándares técnicos “definen procesos y acciones que responden directamente a ciertas preocupaciones relacionadas con los derechos humanos”.

Hay estándares que tienen como finalidad la protección de la privacidad y de los datos personales de las personas. Por ejemplo, si haces clic en la barra de direcciones de esta web, podrás ver un ejemplo de lo que estamos hablando. Luego de muchos problemas relacionados con la vulnerabilidad del sistema “http”, se desarrolló otro protocolo, el https o Protocolo seguro de transferencia de hipertexto, que transmite la información cifrada, para que su uso sea más seguro.

Otro ejemplo: en 2017, el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos lanzó el estándar que describe metodologías específicas para ayudar a abordar y eliminar problemas de sesgo negativo en la creación de sus algoritmos (IEEE standard P7003). Si pensamos en inteligencia artificial, los estándares técnicos pueden estar involucrados no solo en el desarrollo de la tecnología, sino también en lidiar con aspectos que tienen que ver con los derechos humanos a garantizar en el despliegue de estas tecnologías. Por ejemplo, en 2023, la ISO lanzó un estándar para la gestión de riesgos de la inteligencia artificial (ISO/IEC 23894:2023).

Sin embargo, también encontramos muchas discusiones que simplemente no toman en consideración los derechos humanos. Un estudio publicado en 2012 por la Organización Mundial de Comercio (OMC), hace hincapié en aspectos de las normas técnicas, como la necesidad de interoperabilidad, reducción de costos y facilitación del comercio que son importantes para el efectivo ejercicio de derechos. Otros informes, como el reporte del Relator de Libertad de Expresión de las Naciones Unidas, destacan que la “consideración inadecuada de los derechos humanos ha contribuido a la creación de lagunas técnicas que hacen que los usuarios sean vulnerables a restricciones de acceso, violaciones de la privacidad y otros abusos”.

En este sentido, hay muchas capas que complejizan la consideración de los derechos humanos en estos espacios. Los altos costos de la participación, la falta de transparencia, la falta de participación de mujeres y personas LGBTQIA+, la falta de acceso a documentos y a listas de participación son algunas de las barreras que la sociedad civil viene reclamando desde hace tiempo

El rol de UIT

El informe del Alto Comisionado destaca el papel desempeñado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), el organismo especializado de Naciones Unidas a cargo de cuestiones como, por ejemplo, garantizar el uso racional, equitativo, eficaz y económico del espectro de frecuencias radioeléctricas y definir estándares en tecnologías de infraestructura de telecomunicaciones, como redes celulares.

En este caso específico, el reporte se centra en en el problema de la apertura a la participación, señalando que las normas y prácticas procesales limitan el impacto de los aportes de la sociedad civil.

Se identifica que hay pocas organizaciones de la sociedad civil en las listas de miembros de los grupos de estudio, sobretudo del Sector de Normalización de las Telecomunicaciones de la UIT. El reporte resalta que a pesar de que las organizaciones de sociedad civil participan de las delegaciones de los Estados miembros, “tales modelos se vuelven insostenibles cuando los objetivos de los miembros de la sociedad civil y del Estado chocan”. Por fin, aconseja a la UIT reevaluar su modelo de participación y fortalecer “aún más sus esfuerzos para aumentar la participación del Sur Global, incluso mediante la sensibilización y el desarrollo de capacidades”, reduciendo costos, proporcionando viajes y financiamiento para ello, y de esta manera aumentar la inclusión, con un enfoque específico en promover la representación equitativa de género.

Múltiples recomendaciones

No existe una solución sencilla para estos complejos desafíos. Además de la recomendación específica para la UIT, el informe del Alto Comisionado entrega recomendaciones diversas para los Estados, las organizaciones de estándares técnicos y la sociedad civil, que constituyen importantes pasos hacia una consideración efectiva de los derechos humanos en estos procesos y para alcanzar acuerdos sobre normas técnicas.

La oficina ACNUDH está iniciando un proyecto sobre esta temática para contribuir a la implementación de las recomendaciones que se exponen en su informe.

Entendemos que además de un diagnóstico más preciso sobre los problemas que vemos en múltiples espacios relacionados a estándares técnicos, es de suma importancia una continuidad para el seguimiento de los necesarios avances. Y de nuestro lado, seguiremos con nuestros planes para garantizar la participación efectiva en estos espacios.