Redes sociales

Mastodon: rumbo al Fediverso

Utilizamos las redes sociales a diario para compartir lo importante y lo irrelevante. Momentos, paisajes, memes, bromas, conversaciones serias y hasta el debate político sucede en estas redes. ¿Qué hay detrás de las mismas? ¿Quién pone las reglas para su funcionamiento? ¿Podemos participar en la toma de decisiones sobre su funcionamiento?

CC:BY (Lucía Boiani)

Las redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter y TikTok tienen una estructura centralizada y se caracterizan por tener un dueño que decide las reglas de su funcionamiento. Estas reglas pueden definir cuál contenido es aceptable y cuál no, cuándo suspender una cuenta, qué datos recolectar y qué hacer con los mismos. Las personas que usan estas redes no tienen posibilidad de incidir sobre las reglas que las rigen. Eso es un problema porque parte importante de la interacción social sucede en estos espacios.

Twitter es una fuente relevante de información y un espacio para el debate político en muchos países. Elon Musk compró esta plataforma por más de cuarenta mil millones de dólares y comenzó a tomar decisiones polémicas. Una de las primeras fue despedir a cerca de la mitad de sus empleados. Intentó realizar cambios como el “check-azul” de verificación y suspendió la cuenta que reportaba la ubicación de su avión privado. Varios periodistas que reportaron sobre estos sucesos terminaron con sus cuentas suspendidas.

Estos sucesos provocaron malestar en muchas personas, que buscaron alternativas. El nombre Mastodon comenzó a hacerse cada vez más conocido. Se trata de una plataforma de microblog, similar a Twitter, que permite compartir contenidos cortos y suscribirse a las publicaciones de las demás personas. Si bien son sistemas parecidos, existen al menos tres características que hacen Mastodon diferente de Twitter: es software libre, es un sistema federado y además forma parte de algo más grande que se conoce como el “Fediverso”.

Al igual que Twitter, Mastodon es un sistema cliente-servidor, donde existen una o varias máquinas, conocidas como servidores, a las que nos conectamos a través de aplicaciones instaladas en nuestros dispositivos, conocidos como clientes. Twitter trabaja con miles de servidores que hacen que la red funcione y la gente se conecta desde la página web o la aplicación de Twitter en dispositivos móviles. Todo el software que hace funcionar la red es propiedad de Twitter y no se puede saber cómo funciona, pues sus algoritmos son secretos.

Mastodon es software libre. Cualquier persona u organización que tenga el conocimiento y las capacidades puede montar su propia red de microblogging, del mismo modo en que cualquier persona que sepa cómo usarlo puede montar su propio sitio web gracias a WordPress. Que Mastodon sea software libre permite a personas y colectivos tener su espacio en Internet y, de esta manera, mayor autonomía: cada una podría implementar una instancia propia de Mastodon y formar una comunidad de personas donde compartir contenido con algún fin específico.

Que una comunidad o un colectivo tenga un espacio en internet para comunicarse es útil, pero la audiencia podría estar limitada, en especial si se compara con redes como Twitter. Es ahí donde la federación hace la diferencia. En su momento escribí un artículo sobre este tópico y las aplicaciones de mensajería. Básicamente, significa que una instancia de Mastodon puede interactuar con otras instancias de Mastodon.

En un ambiente federado no existe una empresa dueña de la red como sucede con las redes sociales centralizadas. El caso más conocido de servicios federados es el correo electrónico: se puede enviar un correo de Gmail a Hotmail o al servidor propio de una organización.

Los términos de uso y las reglas que rigen a una instancia de Mastodon dependen de las personas que gestionan la instancia. Si no estamos de acuerdo con esos términos podemos buscar otra instancia o gestionar la implementación de una instancia propia y definir nuestros propios términos.

Mastodon no es la única red social basada en software libre que es descentralizada. En realidad, es parte de algo más grande conocido como el Fediverso. Mastodon, al igual que GNU Social o Pleroma, son implementaciones de microblog similares a Twitter; Pixelfed es una herramienta para publicar fotografías, similar a Instagram; PeerTube es una plataforma que permite compartir videos a la manera de Youtube. Todas estas redes interactúan entre si a través del protocolo ActivityPub, el mismo que define las reglas que permiten a las participantes del Fediverso interactuar. En el Fediverso es posible seguir a una cuenta de Pixelfed desde Mastodon y viceversa. Es como si desde Twitter se pudiese seguir una cuenta de Instagram o al revés.

El estándar de ActivityPub ha sido construido de forma colaborativa y forma parte de los estándares publicados por la W3C, organización responsable de mantener estándares como el HTML. En lugar de ser una empresa la que define el funcionamiento de un sistema, en el Fediverso trabajan varias organizaciones y personas a nivel mundial y llegan a acuerdos sobre cómo se debería funcionar una red de redes sociales.

Soy usuario de Mastodon desde el año 2017, y entre 2009 y 2013 fui muy activo en una plataforma similar conocida como Identica. Creo que las redes sociales federadas son el camino correcto hacia una internet más libre, diversa y donde la ciudadanía puede empoderarse de la tecnología. La actividad de Elon Musk como dueño de Twitter a finales de 2022 muestran los riesgos de depender de plataformas de un solo dueño.

En este momento existe una oleada de gente nueva a Mastodon y hay mucho más contenido que el existente previo a que Musk comprara Twitter. Espero que esto sirva para que más gente se dé cuenta de que existen otras formas en la que internet puede funcionar y podamos apropiarnos de la tecnología. Sin embargo, dudo mucho que este sea el fin de Twitter y el despegue del Fediverso. Probablemente en un futuro, a través de legislación, Twitter y las otras redes sociales se vean obligadas a federar con ActivityPub u otro estándar.

Las redes federadas tienen cierta complejidad, que en un principio puede hacer la transición menos sencilla de lo que la mayoría de la gente quisiera. Sin embargo, debemos valorar que todavía podemos tener cierta autonomía. Twitter sigue siendo más conveniente para la mayoría de las personas, pero hay que ser conscientes de que no somos su prioridad.

La libertad no es gratuita y la conveniencia es una droga muy adictiva. Es importante dudar de los sistemas que utilizamos, saber quién está detrás de los mismos, cuestionarnos si nos dan libertad o nos capturan para hacernos dependientes. De nosotres depende decidir si queremos tener control sobre la tecnología o si queremos cederlo a un puñado de millonarios.

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