Privacidad

El rol de la criptografía en el ejercicio democrático

Uno de los conceptos fundantes del ejercicio democrático es la libertad de expresión. En este momento de la historia, donde lo digital abarca variadas aristas de nuestras vidas, la libertad de expresión debe ser garantizada también en dichos entornos.

CC BY (Michele M. F.) - SA

Muchas de nuestras conversaciones privadas se dan en el ámbito digital. Lo que antes por condición propia de la comunicación presencial entendíamos por privacidad (juntarse en un lugar a conversar), no tiene las mismas seguridades en el entorno digital. Saber que nuestras conversaciones pueden ser vigiladas tiene efectos sobre nosotros, como la autocensura.

Durante décadas, y por ser la tecnología digital un elemento nuevo y con capacidades en desarrollo, no fue relevante pensar en comunicaciones cifradas dentro de las distintas aplicaciones de comunicación y almacenamiento de datos. Sin embargo, desde que internet se volvió masivo, incluyendo cada vez más aristas de nuestras vidas, han crecido la cantidad de ataques a las comunicaciones y datos almacenados.

Es en ese contexto que la criptografía, disciplina que estudia, investiga e implementa los métodos de cifrado, cobra una nueva relevancia.

¿Cómo funciona el cifrado en nuestras comunicaciones?

Uno de los esquemas más utilizados para el cifrado de datos en tránsito y que posee un uso masivo es el denominado cliente-servidor donde la comunicación entre el dispositivo del la persona emisora y quien provee el servicio es cifrada. De este modo, la comunicación desde el servidor de quien provee el servicio y hacia la persona destinataria de la comunicación también es cifrada. Este esquema logró solucionar en general la intervención de intermediarios no autorizados en la comunicación, pero debido a su diseño, generó un nuevo problema. El proveedor del servicio puede acceder a todo el contenido de las comunicaciones. Este problema se vuelve más grave en la medida que los servicios de comunicación digital se concentran en algunas pocas empresas de alcance global.

Debido a esto último, nace la necesidad de generar e implementar sistemas de comunicación con cifrado de extremo a extremo, esquema en el cual, y siempre que se cumplan condiciones de auditabilidad, el proveedor del servicio (quién posee control sobre los servidores mediante los cuales se realiza el intercambio) no puede leer los mensajes (descifrar).

Los sistemas de comunicación con cifrado de extremo a extremo nos dan la esperanza de que nuestras comunicaciones son inviolables inclusive por el proveedor del servicio, pero aún queda como objeto de valor para algunas instituciones los metadatos de las comunicaciones. Esto significa que aunque no tenga acceso a los mensajes entre dos o más personas, igualmente para el proveedor es posible saber quién se comunica con quién y a qué hora, y en algunos casos desde dónde se realizan las comunicaciones.

Es tal sentido cabe preguntarse si además de la defensa del cifrado deberíamos que agregar los apellidos autónomo y federado pensando en las mejores condiciones de privacidad para las personas usuarias.

Para poder tener alternativas públicamente auditables, autónomas y federados, a las opciones que nos ofrecen las corporaciones de alcance global, existen una serie de esfuerzos y y/o dedicaciones de una serie de organizaciones formales y grupos de personas que lo hacen posible. Del mismo modo, la promoción y el uso de dichos sistemas favorecen su proliferación.

¿Qué podemos hacer en la defensa de la criptografía y el desarrollo de sistemas digitales cifrados?

Potenciar su uso

Luego de varios incidentes de seguridad reportados y con un alto grado de influencia sobre las revelaciones de Edward Snowden en 2013 es que la inviolabilidad de las comunicaciones y del almacenamiento de datos fue cobrando mayor relevancia.

En los últimos años ha aumentado el número de herramientas y aplicaciones, de código libertado y privativas, que implementan distintos tipos y niveles de cifrados con el fin de resguardar la información de las personas. Uno de los motivos es que las personas usuarias han generado expectativas de funcionamiento sobre las características técnicas (no legales) de aquellas herramientas que utilizan, en torno a la privacidad de sus comunicaciones y datos. Esto reafirma el efecto y la influencia que puede lograr que las usuarias finales tengan clara la importancia de la criptografía y cifrado.

Potenciar la disciplina

Otra arista de importancia es la promoción de la criptografía, en términos de materia de estudio, de implementación de métodos y de implementación de herramientas. Si bien para las personas usuarias lo importante es contar una aplicación y servicio que implemente un cifrado seguro, esto no es más que la punta del iceberg de una cadena de procesos. Bajo lo primeramente visible podemos encontrar todas aquellas instituciones, educacionales por esencia o con objetivos diversos, sin fines de lucro o privadas, que son generadoras de conocimiento en el ámbito de la criptografía.

Es posible que para varios grupos de personas la implementación de herramientas que proporcionen un cifrado fuerte sean materia del mercado. También es posible encontrar grupos de personas que encuentran valor, y coincido con ellas, en la implementación de herramientas de cifrado autónomas (que puedan ser auto gestionadas). En este caso es además necesario contar con personas capacitadas en la implementación de soluciones, generalmente de código libertado, que cuenten con la capacidad de resguardar las comunicaciones y datos.

Si consideramos que el desarrollo de la criptografía es importante para el desarrollo de la sociedad actual entonces debemos apoyar, dentro de nuestras posibilidades, todos aquellas organizaciones, personas e instancias que la promueven.

Potenciar regulaciones acorde al derecho a la privacidad

Es fundamental destacar el rol que juegan las legislaciones respecto de las regulaciones que se realizan en ámbitos que impactan las implementaciones criptográficas.

Existen casos de proyectos legislativos que han tratado de legalizar el uso de puertas traseras en distintos servicios como herramienta de lucha contra distintos tipos de delitos. Un ejemplo de esto sucedió con las plataformas de redes sociales con sede en los EE. UU., como Facebook y WhatsApp, que se vieron obligadas a compartir los mensajes cifrados de los usuarios con la policía británica debido a un  tratado entre los dos países.

Otro ejemplo de esto , sucedió cuando durante el gobierno de Trump, se fomentó una  legislación que prohíba a las empresas tecnológicas usar formas de encriptación que las fuerzas el orden no puedieran descifrar .

Si bien a primera vista, en ambos casos pareciese una solución eficaz, el problema es nada impide que los criminales sí utilicen herramientas alternativas que les provean de privacidad y cifrado fuerte. En la otra cara, todas aquellas personas que utilizan los servicios en actividades legales quedan expuestas a que sus comunicaciones y datos sean expuestos.

Es evidente, entonces,  la importancia que juegan las legislaciones en torno a generar marcos institucionales que otorguen las garantías necesarias para la efectiva privacidad y ejercicio de la libertad de expresión en entornos digitales.

Debemos trabajar en la promoción del uso de sistemas que cuenten con métodos de cifrado que resguarden nuestra privacidad, y por ende nuestra liberta de expresión, en todos los ámbitos posibles. Y no se trata de un afán geek sobre el uso de la tecnología si no de las implicaciones actuales del cifrado en  el desarrollo de nuestras vidas en torno al ejercicio de la democracia.